
Uno de los momentos más críticos, en este mundillo del carnaval, es cuando llega la ocasión de elegir los dos pasodobles que se cantarán en la final. En mi grupo, desde hace dos años, la decisión corre a cargo de todo el grupo en votación espontánea y velada, aunque si en ella se comete alguna aberración (cosa muy normal sabiendo la gran diversidad de personalidades dentro de la comparsa... es broma), mi voto cuenta doble y algunas veces triple; en todo caso, siempre estamos de acuerdo en lo que se ha de cantar. Pero algunas veces, tras cantarlo un par de veces, te das cuenta de un pasodoble que ha llenado más al pueblo y que quizá se hubiere debido cantar en la tan ansiada final del Ideal: eso ocurrió con el siguiente pasodoble, de la comparsa Los mayas, este último año, cuando algunos "personajes del mundo de la farándula carnavalesca" incluso se enfadaron conmigo por no incluirlo en la fatídica noche de Febrero. Aquí lo dejo, para recordarlo, y ahora con mayor razón puesto que se avecina un festival en memoria a los veinticinco años del primer concurso, y en homenaje a todos y tantos y tan buenos carnavaleros que Úbeda nos ha dado. Ojalá y esto no termine nunca, y de vez en cuando, algún pasodoble se quede en nuestra retina auditiva. La foto es un homenaje a Guijarro, por sacarme tan así.
Si le hablo de cultura no sé contar porque me siguen faltando dedos.
Enumerar el arte desde aquellos Eros
o desde que aquel Charly se dignara entonces a escribir al pueblo.
¡Cuánta poesía, cuántos versos que quedan en el recuerdo!,
que ironizaban sobre el gobierno,
que entronizaban a nuestro pueblo.
¡Cuánta poesía sin premio!
Litri, el Seco, el Bolo, los Troche…
¡ay, si esto fuera El Quijote!...
los que podría nombrar.
Cuánto arte trajo Febrero
y se plasmó en un libreto
que en un cajón morirá.
Vandelvira, al Viejo, al olivar,
a un paseo que anochece en Santa María:
pasodobles que llegaron muy adentro
del que es carnavalero
y Úbeda no va a apreciar.
¡Qué pena de cultura que se quedará
perdida en la memoria
de esta fiesta que es la misma gloria!
Pena de patrimonio que Úbeda no quiere
tenerlo en su historia.
Enumerar el arte desde aquellos Eros
o desde que aquel Charly se dignara entonces a escribir al pueblo.
¡Cuánta poesía, cuántos versos que quedan en el recuerdo!,
que ironizaban sobre el gobierno,
que entronizaban a nuestro pueblo.
¡Cuánta poesía sin premio!
Litri, el Seco, el Bolo, los Troche…
¡ay, si esto fuera El Quijote!...
los que podría nombrar.
Cuánto arte trajo Febrero
y se plasmó en un libreto
que en un cajón morirá.
Vandelvira, al Viejo, al olivar,
a un paseo que anochece en Santa María:
pasodobles que llegaron muy adentro
del que es carnavalero
y Úbeda no va a apreciar.
¡Qué pena de cultura que se quedará
perdida en la memoria
de esta fiesta que es la misma gloria!
Pena de patrimonio que Úbeda no quiere
tenerlo en su historia.