
Cuántas veces te has cambiado de vestido. Miles. Te vistes de dorado, de morado, de cardenal, de negro, de verde, pero siempre estás en mí como la primera vez que nos amamos: virginal, desnuda. Hace un mes que te marchaste y ya te echo de menos.
Te acuerdas de las tardes de jueves, aquellas curtidas de sol en la calle Nueva. Me gustaba pasearte, acera arriba acera abajo, para que lo inundaras todo con tu perpetua presencia; siempre has sabido darle color al oscuro hábito que visto cuando se que nos queda poco tiempo juntos.

Ahora no puedo saber si marchaste lejos o si volveré a sentirte pronto. Te marchaste y me dejaste sin una dirección a la que acudir y un número al que llamar. Me has dejado tan lleno de recuerdos: nunca olvidaré aquella noche en la que profanamos aquel templo de aquel barrio de aquella ciudad tan nuestra; cuando me desnudé sobre aquel banco para sentir tu desnudez en mi alma. Poco nos importó que un hombre sentenciado a muerte nos condenara a nuestro eterno amor con su cómplice mirada. Si alguna vez he profanado a Dios fue aquella noche; y tú lo sabes porque fuiste mi amante. Te echo mucho de menos.
Lebonah, así te llamaron pero nunca te conocería por esas letras, te estaré esperando en la lonja de San Isidoro cuando con tu belleza me transportas al paraíso. Pero te ansío en mis vísperas, en la Úbeda de las vísperas, cuando coqueteas conmigo para luego entregarte sin miramientos en la semana de nuestro cíclico amor. Trae contigo tu aroma de Oriente.
1 comentario:
Que don de palabra tienes,eres un fenómeno,todo el dia con tu camarilla encima haciendo fotos a to lo que se menea, el presi a salido muy favorecido con lo que es la realidad es broma.Es la primera vez que me meto en tú blog y me ha encantado.Que sigas así de persistente y que ¡VIVA LA VIRGEN DE GRACIA!.Un abrazo.
Publicar un comentario