miércoles, 24 de febrero de 2010

Caminos de cabras


Comprensión. Este es el vocablo que la ciudadanía de Úbeda debería hacer suyo en las próximas fechas cuando, a aguas pasadas, los imperfectos, baches y, en algunos casos, socavones que se han formado en nuestras calles no sean reparados por el gobierno que nos cuida. Y digo comprensión porque hay que concebir que en el presupuesto no haya partidas destinadas a estos imprevistos llegados desde el cielo.

Respiremos, uno, dos, tres, y procuremos no dar rienda suelta a nuestra ira cuando en el trayecto que va desde casa al colegio de los niños percibamos en nuestros amortiguadores la realidad de algo parecido a un camino de cabras. Tarde o temprano subsanarán el entuerto. Mal o bien, pero lo subsanarán.

Pero qué hacer cuando sí se han prometido actuaciones y no se han realizado, qué hacer cuando mandato tras mandato, los señores que nos gobiernan, prometen y prometen para luego reírse con su olvido de unos ciudadanos que como tal sólo piden que se les respete el derecho constitucional de la dignidad. Los vecinos de San Bartolomé así nos sentimos: engañados, ofendidos y sumidos en un estado de abatimiento moral debido a la mala o nula gestión de nuestro ayuntamiento. Seguimos pidiendo (una década no es poco) que el camino que lleva a nuestros hogares no se convierta en un lodazal en épocas de lluvias, que podamos pasear con nuestros hijos y nietos sin llegar a casa con barro en los pies… que, por fin, arreglen el acceso a San Bartolomé de forma eficaz y que se dejen de parchear con gravilla en los meses de verano que es cuando menos se necesita. Sean serios, ejecuten acciones dignas que es lo que se espera de sus funciones y si, ahora, de nuevo, prometen la pronta enmienda de tal desperfecto, cumplan con su palabra. En San Bartolomé viven familias de ubetenses desde hace ya mucho tiempo, no sólo pastan por allí rebaños de cabras, ubetenses a los que se les olvidó el significado de la palabra comprensión.


(Publicado en el periódico semanal Úbeda Información)