Aunque
la ilusión y las ganas sean enormes, aunque se impacienten mis yemas y se haga
un nudo la lengua, aunque los temblores recorran mis veredas por el fracking
que se está llevando a cabo en mis entrañas, aunque sueñe con todo el trabajo
finalizado en estas vísperas de la nada, aunque todo se abra a mi paso, aunque
todo lo pueda, aunque crea ser creador; todo esto es una mentira, un veneno
para su antídoto: en el fondo solo hay pereza, miedo y respeto.
No me
gusta llevar la cuenta porque no me siento más viejo, ni menos fuerte, ni más
ignorante pero los vinos, dicen, que ganan con los años. Eso debe ser verdad:
Maikel ha ganado con los años la mejor música de pasodoble a la que ponerle
tinta, mi Moral Reyes se está ganando a pulso el epíteto de maestro con h,
hmaestro; el grupo humano siempre será eso, un grupo humano, con las ganas de
aprender y seguir avanzando que se le presuponen a su especie. Espero no ser el
tonel que pique la cosecha.
Con la
música en mi mente dando vueltas. Con la pereza, casi vencida; el miedo, casi
aplacado; y el respeto y la humildad, siempre por bandera. Con todo por soñar.
Me voy.
Es hora de unirse a La impresentable: mi comparsa, la nuestra, la vuestra.