domingo, 18 de abril de 2010

Sin tí.


Ahogado en la soledad
de la vida huérfana de mundo,
muda;
alegre a veces, sempiternamente cruel
sin el alivio de tus ojos
pardos; endrinos en mi alma.
Al sonar el día:
despertar insultante en un habitáculo,
hastiado de sueños sin compañía:
rumiando el espacio de tu ausencia.
Vagabundo en una mina,
resucito cuando duermo,
iluminándome con la inconsciencia:
con la ignorancia de tu falta.

Tu vida me da la vida. Tu ausencia me da la muerte.

Como Lázaro,
en su truncado descanso:
así vivo la vida,
así, sin tí.

Una sombra de luz

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