Tras la lectura de Mientras
agonizo, que hizo creerme faulkneriano, recién acabo de cerrar los postigos de
este Absalom, absalom!!; y solo me queda incidir en el profundo respeto que han
despertado en mí las futuras lecturas que haga de la prosa faulkneriana.
Porque, volver, pienso volver.
Andando de puntillas sobre la
esclavitud, el amor, la soledad, la guerra Norte-Sur usamericana; con sus
continuas idas y venidas sobre las escenas principales de la novela, como las
continuas idas y venidas de sus protagonistas a través de las millas que
separan el Ciento de Sutpen de todo lo que le rodea; Faulkner nos invita a
reflexionar sobre los flecos que quedan sin hilar: la esclavitud, el amor, la
soledad, la guerra Norte-Sur usamericana. Con una prosa espesa, pero no por
ello agotadora, pues la belleza inmersa en ella hace del esfuerzo la
recompensa; con la concatenación de frases subordinadas: culpables de que a
veces se olvide la frase principal; Absalóm, absalom!! se erige en un texto
difícil de digerir para ciertos estómagos lectores: un texto que precisa de una
atención desmesurada y la ausencia de prisa por descubrir nuevos acontecimientos
que aligeren la novela.
Usa el presente para hablar del
pasado. El presente en la voz de unos actores secundarios, narradores de las
andanzas de los protagonistas. Un presente que, como tal, solo puede hacer
conjeturas sobre la realidad acaecida en el pasado. Ahí es donde radica la
magia de esta novela, en la pseudo-realidad que los distintos narradores van pintando
sobre el papel inmaculado del lector. Pseudo-realidades, piezas de un puzzle
que vamos montando sobre la muestra que el autor nos propone en las primeros
párrafos del libro.
La familia Sutpen, núcleo sobre
el que gira la trama, surge a partir de la pérdida de inocencia del
protagonista principal: un toc-toc sobre una puerta a la que le niegan el acceso;
y a partir de ahí un patrimonio que crece en la obstinación por cruzar ese pórtico
prohibido, y que el amor, la guerra y la soledad se ocupan en destruir poco a
poco.
Novela profunda. No por el fondo, sí por la forma. No apta para todos los lectores.
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