Sobra
poesía revenida y mal hilada cuando los niños son la pluma y el papel que mejor
puedan componerla. Y hoy los niños se hacen Tu espera; hoy los niños pervierten
la calma, abriendo y cerrando la puerta de la estancia donde aún descansa, en
el vacío, la túnica azul, la que aún sigue vistiendo la ausencia y el polvo del
tiempo.
Sobra
poesía revenida y mal cantada si no soy ni el suspiro de un niño, ni recuerdo
que he soñado, al levantar de la cama. No hay nada que escribir que tenga rima
y tenga alma; eso lo escriben Tus niños, que son los que más te calman.
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