martes, 4 de marzo de 2008

COSTALERO...

es la eterna batalla de un querer y no puedo, es la respiración ahogada de primavera e incienso, es la sangre paseando del corazón hasta el cuello, entre el amor a un hermano y el amor a un madero; es la cúspide terrena que lo eleva hasta el cielo; es cerveza, es cigarro, es un abrazo sincero; es la eterna primavera de un palo callado y muerto; es asfalto, adoquines, “revirás” y “vamos al cielo”; es zapatilla, es un paso, es una caricia al suelo; es imán de las miradas que de vez en cuando bajan del cielo; es ensayo, es silencio, es sudor en verbo hecho; es la firmeza de un corriente y el suave arte de un patero; es la sangre imaginada, es imaginar el infierno cuando estás ganando al tiempo; es la madre, es el padre, el hermano en el que pienso; es la voz del capataz, su palabra que es mi aliento; es la lágrima en un ojo, es la gracia, prendimiento, los dolores de una madre, es el hombre de mi pueblo; es un rechinar de dientes, el dolor de mis deseos; es historia de las calles, callejuelas y pasajuelos; es la pausa, es el nervio, es la furia y es el miedo; es querer como Tú me quieres y quererte como te quiero; es el costal, la faja y el hombre que llevan dentro.
A todos mis hermanos de faja y costal, por quererlos como los quiero.


2 comentarios:

José Carlos dijo...

Ay. amigo Medina,para poder estar contigo bajos las trabajaderas he tenido que aplicar lo de "si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma".
Que me gusta oirte hablar.

Un abrazo

Antonio M. Medina Gómez dijo...

Lo de Mahoma lo dices por la cara de moro que tengo, eh?

Sabes de sobra que algún año Mahoma irá a la montaña, y no niegues que lo sabes. Solo me falta ver a mi Señor sin que llueva.

Un abrazo, hermano