sábado, 19 de abril de 2008

¿QUÉ PASARÍA TÍO, SI...

Si, desde las once de la mañana del Domingo de Ramos hasta las tres de la tarde del siguiente domingo, estuviera lloviendo, quién diría que es Semana Santa si no hay acto de presencia de ninguna cofradía en la calle. Seguramente que los dueños de establecimientos hosteleros serían los únicos que si vivirian esa semana como muchas otras santas, sin tanto hombre mayor "encorbatado" ni tanto pellejo de pelucas "enlacadas", pero con la plebe en sus barras.

Si un pregón de Semana Santa no tuviera un protagonista con su "gran" nombre y apellidos, con un curriculum semansantero basado solo en el montaje de muchas casetas de feria desde el escalafón de los que se manchan y sudan y no desde la palestra de los que se hinchan de jamón mientras dirigen, si su único logro ha sido ver de cerca la subida de su titular a lo alto del trono, llevado por las manos de los que siempre lo hacen, esos que han estado sentados viendo como él se rajaba las manos con las espinas de las rosas mientras las cortaba y que una vez finalizado el montaje se visten con sus guantes de blanco hipócrita y suben a su titular al lugar donde él quiso haberlo subido. Qué pasaría con ese pregón dado por ese "Sin-nombre". Seguramente no llegar a aburrir de tal manera como lo hacen las disertaciones filosófico-menstruales de esos médicos, abogados, empresarios, súbditos del rey y bufones de la corte del cielo que se han ganado ese puesto mendigando Semana Santa desde el púlpito chabacano de una barra de bar o publicando un anual articulo en el anuario. Hay gente que ya planta jaramagos en las tulipas porque tiene más que macetas mientras que otros vomitan decepciones en el inodoro del olvido porque no pueden hacerlo en la tulipa que un día no llegaron a darle.

Si las únicas reglas y requisitos para acompañar al titular amado, en un vía crucis o un traslado, fueran las ganas y el amor que cualquier cofrade pueda tener cuando su cristo o su virgen sale a la calle. Si no fuera motivo de expulsión o negación de ilusión para acompañarlo el simple hecho de llevar un pendiente, piercing o tatuaje que ni el mismo Dios ha tenido la valentía de advertir en sueños que eso va contra sus mandamientos. Si cada vez que algún "mandamás", con su soberbia imperecedera, prohibiera salir a un hermano que ama y siente a ese trozo de madera llamado "´Titular de cofradía" porque no va vestido con un traje de chaqueta y corbata que no viste porque no viste así ningún día del año, ni aún en la boda de su hermana; o porque no se ha dignado a quitarse un pendiente que es signo inequivoco de su personalidad; o porque se ha vestido con traje de gala pero lleva zapatillas deportivas porque es un hortera o quizá los zapatos le hagan rozaduras en el callo que lleva viviendo en sus pies desde que comenzó a trabajar; o porque no lleva oculto un tatuaje que dice "Jesús es mi camino" o "María es mi madre porque fue la madre de Él"; si cada vez que se prohibiese todo esto y se jugara con la ilusión del castigado se le rompieran todos los trajes de gala al que lo censura, o le salieran agujeros en sus inmaculadas orejas, o se le tatuaran en el cuerpo las letras de algún manifiesto zapatista o las de alguna frase guevarista... qué pasaría, tio! El amor no viste Armani ni entiende de ideologías. Jesús murió para salvarnos a todos y todos no éramos ni somos iguales.

Si la caridad en las hermandades se basara en la búsqueda de un empleo para aquel hermano que tiene una situación social y económica deprimente pero que siempre tiene para pagar la cuota de su cofradía, y que se ha gastado media pensión en comprarle una corneta a su niño porque la mayor ilusión de ese hijo es la de tocar en la banda de su cofradía y que en la fiesta de su titular siempre tiene un euro para echar a la cesta y no sabe que ese dinero irá a parar a la Iglesia; esa Iglesia que no hace nada por paliar su situación. Si la caridad en las hermandades no fuera Caritas o la adopción de un niño en Tombuctú y si la preocupación por esos jóvenes que noche tras noche, pasando frío, ensayan en las bandas con un abrigo en mal estado. Si los que donan enseres de gran valor donaran una mano de ayuda. Que mayor caridad que la que se da a alguien próximo y conocido.

!Qué pasaría, tio, si...................

Un Jueves Santo, mientras no dejaba de llover y no había ni una cofradía en la calle, me encontraba emborrachándome con un amigo que me contaba: "¿Recuerdas, amigo Medina, cuando era importante en mi cofradía. Cuando era jefe de banda y toda la gente me quería porque nuestra banda era la que mejor sonaba en la calle? ¿Recuerdas cuando saliamos juntos de costaleros en la cuadrilla de nuestro cristo y nos dejábamos nuestra salud bajo su consuelo? !El grupo tan compacto que llegamos a crear¡ ¿Recuerdas las veces que juntos escribimos, apoyados en la barra de alguna taberna, algún artículo para la revista de nuestra cofradía? ¡Qué de veces nos decían que ibamos a ser los próximos pregoneros de la siguiente Maranathación de la Semana Santa! ¿Recuerdas la cara de gilipollas que se nos quedó cuando presentamos aquel festival de Bandas de Gaitas y Zambombas de Semana Santa y no se dignaron a darnos la famosa tulipa color frambuesa, y se la dieron al famoso Eustaquio Pocopelo Bienvestido por haber presentado la presentación que hicimos? ¿Recuerdas que no salí en el Vía Crucis porque en la mano derecha me hice un tatuaje en el que me puse el nombre de mi hijo? ¡Ay, que recuerdos! Luego, ya sabes, pasé por un mal momento de mi vida. La cofradía se quedó sin costaleros y tuvieron que pagar a una cuadrilla de mercenarios, el Madrid siguió confiando en Capello y bajó a segunda, la banda de cornetas y tambores se convirtió en una de Gaitas y Zambombas, el Litri dejó el puesto de capataz y designaron a Carlos "el quemao" para el puesto, Santi se quedó de presidente de la Gracia y nombró a Sito como vocal de Altercados y Bullicios, Balbino se retiró de la política cofradiera y se enrroló en la Armada de cocinero; me mandó los otros días una foto en la que se ve vestido de blanco y limpiándose la mano con un cenadero. Fueron cambios muy drásticos y ya sabes.... hicieron que me enamorará del mundo de la droga y la bebida. Estuve tres años en un psiquiátrico y a base de cojones he conseguido salir de él. ¡Yo solito! Y aquí me ves. Sin trabajo, sin dinero, mendigando que un amigo como tú me invite a unas cervezas. Nadie se acuerda de mí porque mi trabajo no estuvo acompañado de un nombre, de una familia ni de un trabajo honroso. Sigo siendo hermano de mi cofradía de toda la vida. Mi niño toca en la banda y ya me han dicho que es un virtuoso como su padre. Los otros días cobré veinte días de aceituna que he echado este año y le he comprado una corneta de plata para que tire la otra corneta que tenía que estaba llena de "abollones". Nadie se acuerda de mi con todo lo que he dado. Cuando me ven por la calle me paran y me preguntan, me dan una palmadita en la espalda, me miran con cara de pena y se van diciendo que rece a mi cristo, que ya veré como me ayuda. Yo lo hago, amigo, pero sigo en esta situación y el Litri no ha vuelto aún de capataz.

Te voy a decir algo, amigo Medina. Yo sé que Dios es humilde, que es amor y que da oportunidad hasta al más necio. No busques a Dios en la Semana Santa.

Invítame a otra cerveza que hoy no hay Semana Santa que aguante este chaparrón."

(Publicado en la revista "El Sudario 2007". De verdad que yo no sabía que iba a llover tanto esa Semana Santa)

No hay comentarios: